Las
plantas y los animales para crecer y desarrollarse, necesitan luz y aire, agua
y alimento. Si estos le faltan pierden color, frescura, energía, y poco a poco
mueren. Y los animales necesitan crecer sin ataduras, para llegar a ser lo que
tienen que ser. Por ejemplo, a un águila cuando le cortan las alas, no puede
volar a las alturas, que es su medio natural. Se quedará a ras del suelo. Y si
le empiezan a crecer las alas pero está atada con un cordel, tampoco podrá
volar, y aunque lo intente, el resultado será el mismo: se quedará en el suelo
y no podrá evitar la muerte.
Pues
lo mismo sucede con nosotros los hombres. Fuimos creados por Nuestro Padre Dios
con todo amor, pero por el pecado estamos atados y no podemos llegar a ser lo
que Él quiere que seamos. Y porque nos quiere tanto, porque somos tan
importantes para Él, envió a su único hijo, Jesucristo, a liberarnos del pecado
y abrirnos las puertas del cielo.